NEW YORK
Walt Whitman: “ No dejes que termine el día sin que hayas crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños”.
Me despierto en tus brazos
Y descubro a las orillas de tu río Hudson
Un crisol de razas y culturas
Inmenso que conforman
El “melting pot”
Donde habitan los ricos y pobres
Vagabundos, negros, inmigrantes
De la Vieja Europa, Hispanoamericanos
Y Asiáticos.
Te sueño serpenteando
Por tus inmensos parques y laderas
Y esos volcanes de agua que configuran
Tus boroughs, El Bronx,
Manhattan, Brooklyn, Queens y Staten Island.
Mientras camino me embeleso
Con el bosque geómetra
De tu arquitectura infinita
Que convierte en un valle
De piedra el Time Square
Donde convergen el ruido
Y la calma, la pasión y la luz.
Me sumerjo en tus parques
Y me nublo en el Central Park
Me siento tan diminuta
Al contemplar tu grandeza
Me absorbe tu pradera infinita
Y me engulle
La flaqueza del lujo,
Los hoteles, la moda
Todos los contrastes que existen
Poeta en Nueva York,
Lorca sintió escalofríos
Al divisar tanta riqueza
Y ver emanar tanta pobreza
Esa soledad
Que arrastraba a la inmensidad humana.
Los taxis, con destino
A ninguna parte
Conforman el paisaje
De ruido y trasiego
Por donde circulan
Sin parar
El bullicio y la sinrazón
En el agujero negro
Donde confluyen los viajeros
Es un monstruo que
Engulle y vomita gente
Sin parar, en la “Central Station”.
Tus puentes, de acero
Y cemento, puentes
Vertiginosos que
Te arrastran al abismo.
Y te invitan al desasosiego
La pobreza y la riqueza
Unida y distante
Por el tránsito de la luz
Y la sombra
Nueva York, te has convertido
En la tierra prometida,
La dueña del éxito,
El triunfo y el bienestar.
Tu simbología refugiada
En el World Trade Center,
Wall Street, a los pies del
Bajo Manhattan.
El Metropolitan museum of Art
Y tu puente de Brooklyn
La Isla de Ellis
Donde impera la Estatua de la Libertad
Con un glamour nauseabundo
Esperando y reinando junto
Al río, en la Isla de Ellis
Demostrando que los
Antiguos griegos
No estaban equivocados
Y que realmente la democracia
Nos salvará y dará la libertad
Escucho el fragor de aquellos
Ancestros que edificaron
El geómetra de los
Rascacielos ardientes
Apuntalando hacia el cielo plateado
Intentando conquistar
El universo.
…. Las uvas
diminutas realezas
del alma
como collares de
perlas preciosas,
diamantes y gemas
en hilera
de amalgamas que
se pierden
en la infinita llanura
de la Mancha.
Los racimos escondidos
en tus pámpanas
anhelan ser arrojados
en los cestos
de los campesinos
que aguardan
en los albores de
la madrugada
para llevarlos a
sus jaraíces.
¡Oh! Maravillosos
racimos de uvas
regalo de egipcios
helénicos y romanos dioses
tus formas
redondas, perfectas esferas
desgranadas y repletas
de exquisito jugo
pronto daréis luz
a las oscuras tinajas.
Uvas que el dolor
dulce y amargo,
de amores y
llantos os concibió
preñadas por la
Luna de sabroso elixir
Uvas que fuisteis
mecidas por el sudor
del amoroso
campesino
que veló vuestro
sueño invernal
Uvas que
milagrosamente inventáis el vino
en el mágico
crisol de las tinajas
transformando la
luz que os maduró
en vino, alegría
en las bocas
de los afortunados
bebedores
Vino sagrado
¡Oh! vino de oro
sangre de sagrada
estirpe
que añoras el Altar
Gozoso por tu
destino
en la copa divina
junto al pan de la
vida
Ofrenda del Hombre
que recibió de ti
la dicha de la
Salvación.
LA PATRIA MANCHEGA
Surcos
estremecidos por la caricia
del frío viento
invernal,
surcos trazados en
tierras manchegas
por los que cruzan
los labradores
persiguiendo la
ilusión de la cosecha
Labradores,
labradores manchegos
de discreto y
recio tronío,
el sudor os colma
frente y manos
exigiéndoos la
caricia necesaria
para que la tierra
regale su fruto
Trabajando la
tierra.
sufrís la sangre y
cicatrices
de vuestras manos heridas
que tributan con
su trabajo
de la aurora al
crepúsculo
atados al arado,
la hoz y la azada
Trabajando la
tierra
sufren tus sienes plateadas
y tu mirada serena
y limpia
reposa en el
horizonte
donde el agua, milagro
de vida
y el indómito
viento
arremete a
raudales
del paisaje su
pensamiento noble.
Campesino manchego
Quijote que
inventas tu futuro
atrapado por el
abrazo de la tierra
navegando con tu
arado
por el océano inmensurable
de la tierra
Castellana.
PÁMPANAS
Pámpanas, mapas
que la luz dibuja
en los lentos
atardeceres
del océano de
viñedos.
Pámpanas que
ocultáis el milagro
de los dorados
racimos
resguardando la
infancia de las uvas
del viento cierzo
que las lastima
Pámpanas, palomas
que anidáis
en los rectos
surcos de la tierra
abiertas al sol de
esperanza
que alienta el
futuro del campesino.
Pámpanas sois
campanas al viento
con sonidos
unísonos
y flautines lejanos
que entonan
melodías de
ancestros de antaño.
LA MANCHA
Tierra noble y
llana que enarbola
molinos de viento
que se expresa
por su pensamiento
infinito en el horizonte
Mancha, donde no
existen las orillas.
¡no me canso de
mirarte!
anhelo tu llanura
que se convierte
en mi grandeza.
Tus tierras horizontales
de barbechos,
arados,
de álamos y pinos
victoriosos
mástiles en medio
de los sueños
con aromas de mieses
y viñedos
que se desprenden
de las manos
fuertes y
ensangrentadas
de los hombres que
las trabajan.
BRINDIS
Búscame en la arena del mar, en el salitre
Búscame en la palma de tus manos
En mis desasosiegos, haz de ellos, mi ahogo.
Búscame en la línea de tus dedos,
En las comisuras de tus labios.
Búscame en tu soledad, amor mío,
En tu silencio, en tu odio.
Búscame, te ruego, mi dulce amor,
Búscame en las siete miradas femeninas de la luna.
Búscame en la puesta de sol junto a la Laguna grande.
Búscame en el cristalino de tu pupila,
En las constelaciones, en los pliegues de la luna.
Yo estaré, ahí, para ti amor mío,
Para hacer de mi esencia de mujer,
Tu secreto, para hacer de tus oídos
Una sinfonía que me guíe en penumbra
A alcanzar nuestros anhelos.
LA ISLA QUE NUNCA TUVE
Miré al horizonte y no pude divisar tu mirada,
¡sí!, esa mirada cristalina y perpleja que siempre
penetraba en mi alma y me invitaba a descubrir el orbe
con sus vicisitudes y algarabías.
Tú, difuminaste y disipaste la madeja de hilo
Entrelazada en mi mente inundada de ilusiones
Y contradicciones.
Yo, sin saber que había pertenecido y habitado
Tu isla, me quedé vislumbrando el infinito
Para agarrarme con fuerza a tu espalda.
Tú me dijiste que tu isla era oscura,
Silenciosa y repleta de aromas de albahaca.
Yo, en cambio solo poseía una isla pequeña
Con grandes espesuras, salvajes y hermosas
Que estaban todavía sin cultivar.
Tú, taladraste mi alma y edificaste en ella el geómetra
Convirtiéndo mi isla en un lugar idílico
Capaz de soportar los fuertes vendavales
Y huracanes con gran intensidad.
Juntamos tu isla y la mía, ¡al fin estamos
Unidos!, compartiendo nuestras islas
Ricos en ocasos y otoños, disfrutando
Del mar.
¡Te amo vida mía con toda intensidad!
A MI DULCE AMADO
¡Te amo con el alma!,
cómo solo sé amar,
cómo se ama desde lo profundo
cómo se ama desde la inmensidad.
Eres noble
eres dulce
eres protector.
Tu mirada me engrandece
y ensancha mis alas
de hada que me ayudan
a crear y diseñar mi imaginación.
Con el séquito de ninfas a mi alrededor
sentadas en un columpio y balanceadas
por la mano de la luna.
¿Cuándo nos fundiremos
en el más profundo beso?
Quisiera huir contigo
a países de ensueño
Quisiera vivir contigo
una nueva vida
en las Cordilleras de Chile
cerca de los volcanes
y los Andes
donde la ilusión sea nuestra estrella polar
y reine la paz y el sosiego.
Eres dínamo de alegrías
ansías volar.
Y yo junto a tu pecho de bronce
escucho tu trémulo palpitar
que me conduce sin reproche
con la luz de una maravillosa
luciérnaga hacia tu amor varonil y puro.
A LA SANTA UNA PIEDRA LE ESPERA EN MALAGÓN
Malagón se viste de luces azules
que todavía mantiene en sus muros solitarios
de monjas carmelitas que descubrieron antaño.
Linda como doncella rezuma en sus calles
la ausencia por una Santa.
Fue Santa Teresa de Ávila quien fundó
su tercer Convento en Malagón.
La cal de sus calles recuerda que una buscadora
de Dios tan cansada y humilde anduvo
y tan solo descansó en una piedra al borde del camino.
Compacto mineral, ruda, sin cantero que hubiera con su cincel tallado
grietas y recovecos en tal mampostería
y en ella, agotada de tanto cansancio
se dejó caer. Teresa fundadora, mirando sin perder la esperanza
de su fundación en Malagón.
La piedra, huella muda, todavía sitiada en un lugar santo
recuerda ensimismada el recogimiento de la mística
y que detrás de esa cera que arde desea todavía que
regrese Teresa, a descansar en ella.
Malagón santiguada por la piedra que cobija amalgamas
continúa en recogimiento manteniendo en la penumbra
la sombra de la Santa, repleta de milagros recibidos
escucha el rumor de campanas.
Todo es fugaz como el viento que deshace hojarascas en la escarcha.
Teresa de Cepeda y Ahumada, la piedra y yo escuchamos tus pasos
bajo el cáliz de tus labios de Santa.
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